Descripción
Aunque la antipatía hacia Puebla ya no es la misma, ha durado siglos. Incluso ahora muchos tlaxcaltecas siguen viendo a Puebla como un vecino poderoso del que hay que tener cuidado. Para la pequeña Tlaxcala, Puebla representa como lo ha sido Estados Unidos para México: the hovering giant. Al igual que México con EU, Puebla tiene una larga frontera con Tlaxcala. Puebla intentó varias veces, lo que ese país hizo con la mitad del territorio mexicano: la anexión de Tlaxcala con la propuesta de integrarla como otro más de sus distritos. Pero muchos tlaxcaltecas no estuvieron de acuerdo con las intenciones anexionistas de Puebla, y para ellos defender la soberanía tlaxcalteca frente al poderoso vecino ha sido un deber patriótico. Ricardo Rendón, el historiador del Porfiriato en Tlaxcala, lo dice muy claro cuando habla de esa época: “ganarle a Puebla cualquier metro cuadrado era una especie de venganza histórica tlaxcalteca por las pretensiones anexionistas…”
Hace casi noventa años El niño ciudadano, un libro de texto para escuelas primarias públicas, intentaba explicar a los escolares mexicanos la importancia de conocer su patria porque, ¿cómo podría amarse a quien no se conoce? L a pregunta, acertada respecto al conocimiento de la patria nacional, vale también para la patria china. El estado de Puebla casi abraza al de Tlaxcala y mucho poblanos viven a corta distancia d esa entidad vecina pero no la conocen. En este libro, Raymond Buve intenta echar una mirada sobre varios siglos de intensas relaciones (amores y odios, asegura él) entre la enorme Puebla y la pequeña Tlaxcala.