Descripción
En esta primera década del siglo XXI, las ciudades están desempeñando funciones que rebasan la prestación de infraestructuras y servicios. La historia económica urbana confirma que las ciudades son motores de crecimiento económico, las ciudades son proveedores y administradores de suelo, así como prestadores de servicios sociales como la educación y la salud que fortalecen las condiciones de bienestar de la población. Por experiencia de las autoridades locales, de ciudades de países desarrollados, pasan de ser meros facilitadores, a ocuparse de la generación de condiciones para atraer inversión y reducir las externalidades que impactan las decisiones en cuanto a la inversión y la producción.
En un mundo globalizado, la ciudad y la red de ciudades combinan y evolucionan. Las ciudades están enlazadas, cada vez más, son interdependientes, algunas de ellas asumen funciones claves en el sistema global de las finanzas, el transporte, los servicios de telecomunicaciones, la legislación laboral, la reducción de la pobreza. Las ciudades han sido motores de crecimiento y de liderazgo en la creación de la riqueza nacional, y ocupan hoy en día un lugar especial en la era global. Las ciudades proporcionan las partes más importantes del PIB nacional.
Es en relación a estos ejes articuladores que el libro, a través de seis capítulos, subraya elementos que, si se les presta atención, favorecerían a las ciudades para producir más y mejor: emplear trabajadores mejor pagados y, en mejores condiciones de contratación; proporcionar las condiciones necesarias de movilidad y desplazamiento de las personas en las ciudades, así como el de reducir la pérdida de recursos financieros públicos, también el de destacar las potencialidades de las comunidades, de tal forma que se favorezca la oportunidad de igualdad para alcanzar una mejor calidad de vida.