Descripción
En este libro ocho historiadores, coordinados por Raymond Buve y Romana Falcón, nos muestran algunos acercamientos a las condiciones y acontecimientos de ese archipiélago plurirregional llamado México, en el difícil trance de construirse como una nación independiente.
Durante el desastroso conflicto con los Estados Unidos, donde México perdió la mitad de su territorio –y la confianza en sí mismo–, surgieron héroes patriotas en el ejército y en las guerrillas, las famosas “secciones ligeras”. Pero, a la vez, el caos reinante permitía espacios de autonomía relativa a hacendados, comerciantes y campesinos de los pueblos, en parte peones ahora desocupados para negociar con el enemigo, dedicarse al contrabando y saldar cuentas pendientes. ¿Eran traidores todos aquellos? Desde la perspectiva del estado nación tal vez sí, pero no hay que olvidar que en el México rural de mediados del siglo diecinueve, el interés de “mi familia”, “mi parentela”, “mi pueblo” y “mi patrón” eran aún más importantes que los representantes de la autoridad civil o militar que mandaban sus requerimientos y órdenes desde la lejana Ciudad de México o desde las capitales de los estados. Según la Constitución de 1824, los mexicanos eran ciudadanos, pero en realidad ni las autoridades los trataban como tales, ni la lealtad de los habitantes rebasaba por mucho los confines de sus pueblos y sus iglesias. La famosa frase decimonónica: ‘Fuera de México todo es Cuautitlán’ era un mero símbolo del desprecio de las élites capitalinas, de su ignorancia del campo mexicano y su displicencia con lo que el antropólogo Guillermo Bonfíl llamó el “México profundo”.