Descripción
Este libro quiere acercarse a la vida lúdica de hombres y mujeres que vieron en el pasado de la ciudad de Puebla, intentamos aprender a esos otros que han dejado trazos en la historia. En las nueva España del siglo XVI la manera de divertirse, como diría Sèrge Gruzinsky, sufre cambios considerables, una cultura distinta se impone y, antes de que se construya una nueva, transita de manera continua entre dos formas, en un ir y venir, hasta que logra estacionarse en la cultura mestiza. Las transformaciones que el tiempo y las nuevas corrientes culturales se expresan en la fiesta y en la calle: lugares en donde florece el mestizaje. A través de su historia, Puebla es una ciudad de vastos horizontes culturales, poblada por templos cuyas denominaciones dan nombres a las calles: San Francisco, Santa Bárbara, Santo Domingo, San Pablo o San Agustín se contribuyen en pasos obligados de la devoción y de las fiestas clericales. La influencia religiosa es definitiva, cada arteria tiene un nombre y una historia renovada, cuando caminamos por las calles de la ciudad todavía podemos afirmar con Manuel Payno “Puebla es un México en miniatura”.
El silencio no es parte de la vida citadina. Ruidos, gestos, gritos y palabras habitan los espacios. Es entre el silencio y el gesto que se desarrolla la vida, hay gestos de sufrimiento, pero también de alegría, de algarabía, el callar es un signo de civilización y la bulla que proviene de la rúa, se expresa un cuerpo que actúa, se divierte y hace política.